Una vida de Torá no es una vida de libertad, entendiendo esta como aquella capacidad de actuar o cambiar sin restricción alguna.
Para nuestra tradición la libertad no es un valor absoluto, es utilitaria.
Toda relación humana en la que libremente accedemos y en la cuál nos comprometemos a estar, limita nuestras opciones e inevitablemente nos supone responsabilidades, aun cuando escogemos voluntariamente entrar en estas relaciones, porque en definitiva, creemos que una vida vivida en relación, profundamente conectada y responsable con alguien o algo, es más significativa que una vida vivida en la que podemos poseer “esa otra libertad”, que no conoce de restricciones para actuar.