Sin lugar a dudas, lo más icónico de la Parashá Noaj, es la historia del diluvio y el arca.

Las loas a la personalidad o conducta de Noaj parecieran pasar a segundo plano, la razones mismas del diluvio y sus consecuencias también.

Por alguna razón, al lector históricamente le ha interesado más el punto de tensión de la historia: ¿Se salvará finalmente Noaj y su familia? ¿Sobrevivirá el arca y los humanos y animales que van sobre ella?

Esta historia, tan presente en la memoria colectiva de occidente, ha inspirado pinturas, producciones de cine, obras de teatro infantil, etc … En todas, el punto se centra en el abordaje mismo del arca, su  puesta en ‘modo navegación’ por un mundo  totalmente inundado, una tensión que finalmente comienza a decrecer con la aparición de un ave, una especie de paloma, que anuncia tierra firme, ave que se transformará en adelante en un símbolo universal de paz.

¿Por qué atrae tanto esta “operación rescate”? ¿Por qué nuestra atención se va a los animales subiendo de dos en dos, etc?

¿Será porque tenemos una tendencia a buscar la forma de salvarnos de lo que sea, incluso de las consecuencias de nuestras propias acciones?

Maimónides, en concordancia con el texto de esta Parashá, resalta que el “castigo del diluvio” se debió a que el mundo se llenó de violencia. 

Por razones que la misma parashá proporciona, Dios decide que sobrevivirán Noaj y su familia. 

Todo el resto del mundo sería literalmente borrado por el agua, idea que, entre otras, encierra la misma palabra “mabbul” (diluvio).

¿Qué nos quiere decir el texto? ¿Un mundo lleno de violencia, termina borrando irremediablemente todo rastro de humanidad en nosotros?

Y sin embargo, vemos que algunos sobreviven. En un mismo texto, desaparece y sobrevive la humanidad.

Noaj es presentado por esta parashá como un “tzadik” (justo), ‘completamente justo’, agregaría Rabi Iakov ben Asher.

Y esta, sería la razón por la que pudo salvarse.

¿Pero nosotros?

Cuando el mundo se pone violento, surgen ideas violentas, ideologías, sistemas de gobierno violentos, cuando hay violencia en las familias a causa de la cultura machista, hay violencia contra los extranjeros, en contra de las diversidades, etc. Cuando hay violencia en contra de nosotros los judíos, violencia antisemita.

¿Será suficiente nuestra “justicia”, la bondad de nuestras acciones o nuestro apego a la ética, para safarnos de las consecuencias nefastas de la violencia en el mundo?

Responder que sí a esa pregunta, sería bastante optimista, pero no dejaría de ser ingenuo.

No basta con ser “buena persona”, como sinónimo de tener buenos sentimientos e intenciones correctas. Ayuda mucho, es un buen inicio. Pero todavía tenemos un desafío adicional.

En esta parashá, Noaj no es el beneficiario de un milagro Divino, Noaj construye lo que salvará su vida y la de su familia, cree en algo, se compromete con algo y hace algo.

Sin un Noaj con convicciones y sin un Noaj que se pone manos a la obra, no habría  ningún Noaj sobreviviente en el texto.

Así las cosas, la persona que no tiene convicciones pacifistas y que no construye la paz, es altamente probable que sucumba en un mundo lleno de violencia, lleno de odios, lleno de todo lo que es contrario a la paz.

Mantenerse incólume frente a la deshumanización de la sociedad, no es algo fácil. Pero Noaj lucha contra eso y ofrece una solución, invitando a todos a creer en su mensaje, sumarse en la construcción del arca y posteriormente “salvarse”.

Desafortunadamente, no será el primero ni el último en anunciar un mensaje de paz y ser ignorado. 

En efecto, el mundo del texto se estaba destruyendo a sí mismo desde mucho antes del diluvio. El diluvio solamente vino a “borrar” esa sociedad que ya se había desviado, que ya había perdido el rumbo.

Todo esto aplica también para cualquier otra potencial amenaza para el mundo en en el que vivimos. Pero ahora con un desafío adicional, porque la violencia, la maldad y la deshumanización de la sociedad, en adelante, nunca más será borrada según el texto. Está ahí, seguirá ahí, como el doloroso recuerdo de la barbarie, maldad, odio y violencia nazi.

Por otra parte, es necesario detenerse en el texto para tener, además de la imagen del rescate, la imagen mental de la protección, del núcleo, del arca como una casa flotante.

Tenemos el deber de construir la protección de nuestros afectos y amores, de nuestros valores como judíos y nuestra identidad, en medio de un mundo que suele ceder ante la violencia.

¿Será que ahora nuestro desafío, es aprender a coexistir con la violencia, aspirando  solamente a mantenerla bajo control?

Que en este Shabat, podamos seguir el ejemplo de Noaj y de esa familia que “sobrevive” por sus convicciones y se ponen manos a la obra. Porque acogieron el llamado de Dios a la paz y porque se mantuvieron libres de violencia o alejados de ella.

Vivir por convicción y sobrevivir  con ella.

Tebá, la palabra que traducimos como “arca”, también puede significar  “palabra”.

Noaj no fue tanto un predicador, un analista crítico de su generación, un profeta o un hombre sabio que advertía sobre las consecuencias de las malas acciones colectivas.

Noaj en realidad fue el constructor de su propia palabra y mensaje, del relato de su propia vida.

Que podamos construir nosotros también, todos juntos, en aras del mejoramiento del mundo y del amor, un discurso de paz, un discurso que advierta de los peligros de la violencia, que eventualmente nos salve de ella, que eduque en la paz y que no permita que desaparezca de nosotros la humanidad o la bondad.

Frente a esa violencia que produce un dolor que en adelante no podrá ser borrado, construyamos el discurso de la paz con palabras y acciones que ayuden a prevenirla y controlarla.

Shabat Shalom,
Shabat Shalom uMevoraj.

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